Mi historia

Bon Appétit nació del deseo profundo de volver a lo esencial: a esa cocina que huele a hogar, a tiempo y a cariño. Soy Sandra Torres, chef pastelera formada en Francia, y durante años estudié las técnicas clásicas de panadería y repostería en escuelas como Le Cordon Bleu y Ferrandi. Pero fue al volver a mi tierra que entendí que lo que realmente quería era unir ese conocimiento con ingredientes reales, locales y honestos —como los que usaban nuestras abuelas— para ofrecer productos que nutran el cuerpo y reconforten el alma.

En mi cocina no hay atajos: uso fermentaciones lentas, masa madre, harinas sin aditivos, huevos de campo y mantequilla artesanal. Todo lo que sale del horno de Bon Appétit es el resultado de un proceso respetuoso con el ingrediente y con quien lo va a disfrutar. Aquí, la estética no busca la perfección industrial, sino reflejar lo auténtico: un bizcocho que se agrieta al enfriarse, una galleta que cruje y luego se deshace con suavidad.

Bon Appétit es más que una marca; es una invitación a redescubrir el placer de lo hecho con tiempo, con manos y con alma. Bienvenidos a este rincón donde el sabor tiene memoria, y cada bocado cuenta una historia.